La capital de Kazajistán es Astaná, que anteriormente era conocida como Akmolinsk, Tselinograd, Akmolinsk y, más recientemente, como Akorda, antes de ser rebautizada como Astaná en 1998. En 2019, la ciudad pasó a llamarse Nur-Sultan en honor del primer presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, aunque muchos siguen refiriéndose a ella como Astana. Estratégicamente situada en el centro-norte del país, Astana es el corazón político, económico y cultural de Kazajistán.
Astana fue designada capital de Kazajstán en 1997, en sustitución de Almaty, que sigue siendo la ciudad más grande del país. La decisión pretendía fomentar el crecimiento de las regiones septentrionales y realzar la identidad nacional, como parte de una iniciativa más amplia para consolidar la administración del país y mejorar las infraestructuras. La elección de Astana suscitó críticas en un principio debido a su clima frío, con temperaturas invernales que a menudo descienden por debajo de los -30 grados centígrados. Sin embargo, su situación geográfica en el corazón de Asia Central la convierte en un nudo de comunicaciones vital para conectar Europa y Asia.
La ciudad es famosa por su arquitectura y urbanismo futuristas. Tras su designación como capital, Astana experimentó una transformación masiva con la visión de crear una metrópolis moderna. Entre las estructuras más destacadas figuran la Torre Bayterek, que simboliza un álamo que sostiene un huevo de oro, y el Khan Shatyr, una gigantesca carpa transparente que alberga un centro comercial y de ocio. La ciudad también cuenta con el Palacio de la Paz y la Reconciliación, un edificio piramidal diseñado para promover la tolerancia religiosa y el diálogo interreligioso. Astana es sede de varias organizaciones internacionales, entre ellas el Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, lo que subraya su papel como centro diplomático.
Además de sus modernas instalaciones y su impresionante arquitectura, Astana acoge varios acontecimientos importantes, como el Foro Económico de Astana y el Foro Anual de Medios de Comunicación Euroasiáticos. El paisaje urbano de la ciudad se complementa con sus parques y espacios verdes, como el Parque Central y la zona de la Expo 2017, construida para la Exposición Internacional Especializada centrada en la energía del futuro. La rica mezcla de culturas de Astana, con influencias rusas, kazajas y de otros grupos étnicos, contribuye a una vibrante escena cultural, con numerosos teatros, museos y galerías.
En conjunto, Astana representa no sólo la capital de Kazajstán, sino también un símbolo de las aspiraciones de modernización y desarrollo del país. Su crecimiento dinámico y su identidad única la convierten en un destino esencial en Asia Central y un punto de referencia para comprender la trayectoria del Kazajstán moderno.