El tiburón ballena (Rhincodon typus) ostenta el título de ser el tiburón más grande del mundo y, de hecho, también es la especie de pez más grande del planeta. Creciendo hasta unas impresionantes 18 metros (60 pies) de longitud y pesando hasta 20 toneladas, este gigante amable se puede encontrar en mares tropicales y de temperaturas cálidas alrededor del mundo. A diferencia de la mayoría de los tiburones, los tiburones ballena son filtradores, principalmente consumiendo plancton, peces pequeños y otros organismos microscópicos. Su método único de alimentación implica nadar con la boca bien abierta, permitiendo que el agua fluya y filtrando los alimentos a través de las branquias especializadas.
La coloración dorsal del tiburón ballena es una de sus características más distintivas, con un patrón de manchas y rayas blancas sobre un fondo azul oscuro o gris. Este patrón único no sólo lo hace uno de los tiburones más reconocibles, sino que también proporciona un camuflaje efectivo contra los depredadores que vienen desde arriba. Generalmente, los tiburones ballena son criaturas solitarias, pero a veces se pueden encontrar en bancos, especialmente cuando se alimentan en áreas ricas en alimento.
Se encuentran en aguas cálidas, principalmente en el océano abierto; los tiburones ballena son conocidos por migrar largas distancias en busca de comida. Los lugares destacados para avistamientos incluyen Maldivas, Filipinas y Honduras, donde estos tiburones vienen a alimentarse de la abundancia estacional de plancton y huevos de peces. Interesantemente, a pesar de su enorme tamaño, los tiburones ballena no representan una amenaza para los humanos. Se conocen por su comportamiento dócil y a menudo se pueden ver nadando graciosamente junto a buceadores y snorkelistas.
Debido a la sobrepesca, la pérdida de hábitat y otras actividades humanas, los tiburones ballena están clasificados como vulnerables por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Actualmente se están llevando a cabo esfuerzos de conservación para proteger a estos magníficos animales, incluyendo el establecimiento de áreas marinas protegidas y regulaciones sobre prácticas pesqueras. La investigación continua y las campañas de concienciación buscan asegurar que las futuras generaciones puedan seguir maravillándose ante la belleza del pez más grande del océano.