Bolivia, país sin salida al mar situado en el corazón de Sudamérica, tiene dos capitales: La Paz y Sucre. Sucre es la capital constitucional de Bolivia, mientras que La Paz es la sede del gobierno y la ciudad más poblada del país. La distinción entre las dos capitales es un aspecto único de la estructura política de Bolivia.
Sucre, situada en el centro-sur de Bolivia, fue fundada en 1538 por el explorador español Pedro de Anzúrez. La ciudad debe su nombre a Antonio José de Sucre, destacado líder de la Guerra de Independencia boliviana y figura clave de la historia latinoamericana. Sucre es famosa por su bien conservada arquitectura colonial, que le valió el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1991. Los visitantes pueden admirar bellos edificios como la Basílica de San Francisco y la Catedral Metropolitana, así como disfrutar de la encantadora plaza central de la ciudad, la Plaza 25 de Mayo.
Por otro lado, La Paz se encuentra a unos 3.650 metros sobre el nivel del mar, lo que la convierte en la capital más alta del mundo. Es la capital ejecutiva y legislativa, y alberga oficinas gubernamentales, el palacio presidencial y embajadas extranjeras. La Paz es conocida por su vibrante cultura, con mercados, espectáculos callejeros y festivales que ponen de relieve la rica herencia indígena de sus habitantes. La topografía de la ciudad es peculiar, con empinadas colinas y valles que contribuyen a su paisaje urbano y vistas únicas.
La división de las funciones de la capital se remonta a principios del siglo XX, concretamente tras la Guerra Federal de 1898. Aunque Sucre ha conservado su estatus constitucional, ha sido despojada de muchas funciones administrativas, lo que ha dado lugar a continuos debates sobre el reparto de poder y recursos entre las dos capitales.
El clima de Sucre es más templado, con veranos suaves e inviernos frescos, mientras que el de La Paz es más frío y seco debido a su altitud. A pesar de sus diferencias, ambas ciudades muestran la diversidad cultural e histórica de Bolivia, reflejando la mezcla de influencias indígenas y coloniales que han dado forma a la nación. Comprender el sistema de doble capital pone de relieve la compleja historia de Bolivia y la dinámica política que sigue influyendo en su gobernanza actual.
En conclusión, aunque Sucre es la capital constitucional, es esencial reconocer el papel de La Paz como sede del gobierno. Esta dualidad ejemplifica la intrincada identidad política y cultural de Bolivia, enriqueciendo las experiencias de quienes deseen explorar el diverso paisaje del país.