La capital de Yemen es Saná, una ciudad con un rico pasado histórico y una identidad cultural única. Saná no sólo es la ciudad más grande de Yemen, sino también una de las más antiguas del mundo habitadas ininterrumpidamente, con indicios de más de 2.500 años de antigüedad. Esta notable ciudad tiene una arquitectura distintiva, caracterizada por sus casas torre hechas de tierra apisonada y decoradas con intrincados patrones geométricos y yeso tallado, que destacan especialmente en la Ciudad Vieja de Saná. En 1986, esta zona fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO debido a su importancia histórica y singularidad arquitectónica.
Saná es el centro político, cultural y económico de Yemen. Su situación estratégica, a 2.200 metros de altitud en las tierras altas de Yemen, contribuye a su clima, con temperaturas más frescas que en otras regiones del país. A pesar de las duras condiciones áridas de gran parte del país, el clima de las tierras altas permite el cultivo de diversos productos, entre ellos el café, que tiene una importancia secular en la cultura yemení.
La ciudad es conocida por sus vibrantes bazares, sus antiguas mezquitas y la histórica Gran Mezquita de Saná, una de las más antiguas del mundo musulmán, fundada, según se cree, en el siglo VII. Sana'a también alberga una población diversa que comprende varios grupos étnicos, lo que contribuye al rico tapiz de la cultura yemení con tradiciones que se han transmitido de generación en generación. La típica hospitalidad yemení se puede experimentar en Saná, donde se sirve a menudo café tradicional y el popular plato "salta" (un guiso abundante).
Sin embargo, en los últimos años, Saná se ha enfrentado a importantes desafíos, en particular debido al conflicto en curso en Yemen, que se intensificó en 2014. La ciudad ha sufrido la devastación de los ataques aéreos y las batallas terrestres, lo que ha provocado una crisis humanitaria que ha afectado a millones de personas. El acceso a necesidades básicas como agua potable, alimentos y atención sanitaria se ha visto gravemente limitado, lo que ha agravado la difícil situación de sus residentes. A pesar de ello, la resistencia de Saná y el espíritu perdurable de sus habitantes siguen brillando, mientras prosiguen los esfuerzos de reconstrucción y las negociaciones de paz.
La historia de Saná no es sólo una historia de muros y estructuras antiguas, sino que también está entrelazada con la historia más amplia de Yemen, incluido su comercio de especias y el antiguo reino de Himyar. Las contribuciones artísticas de la ciudad a través de la poesía, la música y la artesanía tradicional también ocupan un lugar importante en la identidad nacional de Yemen. Mientras Yemen trata de superar sus retos actuales, la capital, Saná, sigue siendo un símbolo de su rico patrimonio y de la esperanza de un futuro pacífico.