Napoleón es uno de los personajes centrales de la novela alegórica de George Orwell "Rebelión en la granja", representando una figura clave en la narrativa. Como un cerdo, Napoleón encarna los temas del poder, la corrupción y la traición de los ideales revolucionarios. La elección de un cerdo para representar a Napoleón es particularmente significativa. Los cerdos a menudo están asociados con la avaricia y la glotonería, lo cual se alinea perfectamente con el carácter de Napoleón a medida que se vuelve cada vez más autoritario y egoísta.
En la historia, Napoleón inicialmente se presenta como un líder que está dedicado a los principios del Animalismo, que promueven la igualdad entre todos los animales de la granja. Sin embargo, a medida que avanza la trama, queda claro que le interesa más consolidar el poder para sí mismo y asegurar la superioridad de los cerdos sobre los demás animales. Esta transformación se marca por sus tácticas manipuladoras y el uso de propaganda para controlar a los otros animales. Emplea una oveja en el famoso eslogan "Cuatro patas bueno, dos patas malo" para suprimir la disidencia y reforzar la dominación de los cerdos.
El personaje de Napoleón sirve como representación de Joseph Stalin, el líder de la Unión Soviética después de la Revolución Rusa. Su ascenso al poder y las acciones subsiguientes reflejan la forma en que los líderes pueden distorsionar los ideales para beneficio personal, llevando a un régimen totalitario. Por lo tanto, el carácter de Napoleón serve como una advertencia sobre los peligros del poder sin restricciones y la posible pérdida de la libertad ante la tiranía.
A medida que avanza la historia, las alianzas de Napoleón cambian y frecuentemente modifica los mandamientos del Animalismo para adaptarlos a sus necesidades, ejemplificando la manipulación del lenguaje y la verdad, un tema central en la obra de Orwell. La transición gradual de una asamblea democrática de animales a un gobierno dictatorial bajo Napoleón y los cerdos resalta el mensaje central de la novela sobre la naturaleza cíclica del poder y la tendencia de las revoluciones a conducir a formas de opresión similares o peores. En última instancia, su carácter representa los aspectos más oscuros del liderazgo y la autoridad, exponiendo la fragilidad de la libertad y la igualdad cuando surgen confrontaciones entre intereses poderosos.