La capital de China es Pekín, una ciudad cargada de historia y cultura, famosa por ser una de las ciudades más antiguas del mundo y el corazón político y cultural de la nación. Establecida como capital en diversas formas a lo largo de varias dinastías, Pekín ha sido el centro político de China durante más de 800 años, desde la dinastía Yuan.
Pekín alberga una asombrosa variedad de monumentos históricos y culturales, entre los que destacan la Ciudad Prohibida, el Templo del Cielo y el Palacio de Verano. La Ciudad Prohibida, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue el palacio imperial de las dinastías Ming a Qing y está considerada uno de los edificios antiguos más grandes y mejor conservados del mundo, muestra de la arquitectura palaciega tradicional china.
La geografía de la ciudad también desempeña un papel importante en su significado histórico. Enclavada en el norte de China, rodeada de montañas, la ubicación de Pekín ha contribuido a su papel como punto de parada en la antigua Ruta de la Seda. Como puerta de entrada a los territorios septentrionales, ha resonado históricamente como centro de comercio e intercambio cultural.
En los tiempos modernos, Pekín se ha convertido en una gran ciudad global, a pesar de sus profundas raíces históricas. Cuenta con una población de más de 21 millones de habitantes, lo que la convierte en una de las ciudades más pobladas del mundo. La ciudad funciona como un centro vital para la política, la educación y la tecnología, con importantes instituciones como la Asamblea Popular Nacional y numerosas universidades e institutos de investigación de primer orden, entre ellos la Universidad de Pekín y la Universidad Tsinghua.
Además, Pekín es conocida por albergar destacados acontecimientos internacionales, entre los que destacan los Juegos Olímpicos de Verano de 2008, que impulsaron un gran desarrollo de las infraestructuras y mejoraron la percepción global del país. El verde olímpico, que albergó los juegos, es ahora un lugar de recreo central de la ciudad.
Además, la ciudad es famosa por su oferta culinaria, en especial el pato pekinés, un plato que simboliza el rico patrimonio culinario de Pekín. La preparación y presentación únicas de este plato reflejan la complejidad de la cocina tradicional china, realzando el atractivo cultural de la ciudad.
En esencia, Pekín no es sólo la capital de China; es un vibrante tapiz tejido con siglos de historia, rica cultura, rápida modernización y un innato espíritu de resistencia. Desde sus antiguos monumentos hasta sus bulliciosas calles modernas, la ciudad representa el alma de China, lo que la convierte en un punto de interés para visitantes y estudiosos por igual.