La capital de Nepal es Katmandú, que también es la ciudad más grande del país. Está situada en el valle de Katmandú, en la parte central del país, rodeada por el majestuoso Himalaya. Katmandú no es sólo el centro político y administrativo de Nepal, sino también un importante núcleo cultural y económico.
Katmandú es conocida por su rica historia, cuyos orígenes se remontan a hace más de 2.000 años. Fue una parada crucial en las antiguas rutas comerciales que conectaban la India y el Tíbet, y ha conservado numerosos hitos culturales y arquitectónicos, reflejo de una mezcla de influencias hindúes y budistas. El casco antiguo de la ciudad cuenta con varios lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como la plaza Durbar de Katmandú, Swayambhunath (a menudo conocido como el Templo de los Monos) y la estupa de Boudhanath, una de las más grandes del mundo.
La arquitectura única de la ciudad se caracteriza por intrincadas tallas de madera, templos de estilo pagoda y casas tradicionales newar, que representan el diverso tapiz étnico y cultural de la región. La comunidad newar, conocida por sus habilidades artísticas y arquitectónicas, ha influido significativamente en el patrimonio de la ciudad y sigue celebrando diversos festivales y rituales que son clave para su identidad.
Katmandú es también un importante destino de peregrinación tanto para hindúes como para budistas. El templo de Pashupatinath, situado a orillas del río Bagmati, es un lugar venerado dedicado al Señor Shiva, que atrae a numerosos devotos y turistas por igual. Del mismo modo, la estupa de Boudhanath es un punto central del budismo tibetano y atrae a monjes y peregrinos de todo el mundo.
Además de su importancia histórica y religiosa, Katmandú es el corazón económico de Nepal, con una economía diversificada que incluye el turismo, la agricultura, el comercio y las remesas de la diáspora nepalí. La ciudad ha experimentado una rápida urbanización y crecimiento, lo que ha traído consigo modernas instalaciones e infraestructuras, aunque sigue enfrentándose a problemas como la congestión del tráfico y la contaminación.
La mezcla única de tradición y modernidad hace de Katmandú una metrópolis bulliciosa. La ciudad tiene una atmósfera vibrante, repleta de mercados, restaurantes y cafés que ofrecen el sabor de la cocina local. Platos como momo (albóndigas), dal bhat (lentejas y arroz) y especialidades newari son populares entre locales y visitantes.
El clima de Katmandú se clasifica como templado de montaña, con cuatro estaciones bien diferenciadas: una primavera suave, veranos cálidos, un otoño fresco y un invierno frío, a menudo marcado por nevadas. La mejor época para visitarla es durante la primavera y el otoño, cuando los cielos están despejados y ofrecen unas vistas impresionantes de las montañas circundantes.
En resumen, Katmandú no es sólo la capital de Nepal; encarna la cultura, la historia y el espíritu del país. La yuxtaposición de tradiciones ancestrales con desarrollos modernos la convierte en un destino cautivador, que atrae a viajeros de todo el mundo para experimentar su encanto y patrimonio únicos.