El planeta más cercano al Sol es Mercurio, que también es el más pequeño de nuestro sistema solar. Mercurio se encuentra a unos 57,91 millones de kilómetros (alrededor de 36 millones de millas) de distancia del Sol en promedio. Su proximidad al Sol significa que experimenta variaciones extremas de temperatura. Durante el día, las temperaturas pueden alcanzar hasta 430 grados Celsius (800 grados Fahrenheit), mientras que por la noche pueden caer hasta -180 grados Celsius (-290 grados Fahrenheit).
Mercurio tiene una atmósfera muy delgada, que es incapaz de retener el calor, lo que contribuye a estos drásticos cambios de temperatura. Este planeta también es conocido por su rápida órbita alrededor del Sol, tardando solo unos 88 días terrestres en completar una revolución. En contraste con su corto año, un solo día en Mercurio (desde un amanecer hasta el siguiente) dura alrededor de 176 días terrestres.
La superficie de Mercurio es similar a la de la Luna; está cubierta de cráteres causados por impactos de asteroides y cometas durante miles de millones de años. Mercurio no tiene satélites naturales, lo que significa que no tiene lunas. Entre sus características superficiales hay grandes acantilados, llamados escarpes, que pueden extenderse por cientos de kilómetros, formados por el enfriamiento y la contracción de la corteza del planeta.
La falta de atmósfera y su proximidad al Sol han dificultado su estudio. Sin embargo, recientes misiones, como la sonda MESSENGER de la NASA, han mejorado significativamente nuestra comprensión de este enigmático planeta. Los hallazgos han revelado evidencia de hielo de agua en cráteres permanentemente sombreados, a pesar de sus abrasadoras temperaturas superficiales, lo que resalta las complejidades de la ciencia planetaria.
En la historia cultural, Mercurio fue nombrado así en honor al dios mensajero romano, lo que resulta apropiado dado su rápida órbita. Ha sido observado desde tiempos antiguos y a menudo representa la comunicación y el comercio en varias mitologías. Como el planeta más cercano al Sol, Mercurio sirve como una puerta de entrada para entender la mecánica de nuestro sistema solar, la formación y evolución de los planetas terrestres y las condiciones extremas que pueden existir en nuestro vecindario cósmico.