La ciudad más fría del mundo es Yakutsk, la capital de la República de Sakha (Yakutia), que forma parte de Rusia. Ubicada a unos 450 kilómetros (280 millas) al sur del Círculo Ártico, Yakutsk es conocida por su clima subártico extremo. La temperatura media en enero, el mes más frío, puede caer por debajo de los −40 °C (−40 °F), con récords que han alcanzado hasta −64.4 °C (−83.9 °F) en el pasado. Esto hace de Yakutsk no solo la ciudad más fría, sino también uno de los lugares inhabitados más fríos del mundo.
Fundada en 1632 como una fortaleza a orillas del río Lena, Yakutsk tiene una rica historia y una gran importancia cultural. A pesar de su clima severo, la ciudad se ha desarrollado como un centro cultural, hogar de numerosos museos, teatros e instituciones educativas. El pueblo sakha, indígena de la región, contribuye en gran medida a la cultura local, con música, danza y festivales tradicionales que celebran su patrimonio único.
Curiosamente, la arquitectura de la ciudad refleja su entorno frío; los edificios se construyen sobre pilotes para evitar que el deshielo del permafrost dañe los cimientos. Algunas partes de la ciudad incluso están construidas con materiales aislantes para combatir las temperaturas de congelación. En invierno, los locales enfrentan temperaturas que pueden bajar de –30 °C (–22 °F) durante semanas, lo que conduce a adaptaciones creativas en el estilo de vida. Por ejemplo, los niños suelen vestirse con capas, usando botas de piel, abrigos gruesos y gorros para soportar el frío camino a la escuela.
Yakutsk también acoge el 'Festival de Chukotka', que celebra la cultura de la región e introduce a los visitantes en varias tradiciones culturales, desde la narración de cuentos hasta delicias culinarias como 'stroganina' (rodajas de pescado congelado). Estas celebraciones enfatizan la resiliencia de la comunidad y la capacidad de prosperar en climas duros.
En contraste con su extremo frío, el verano puede ser sorprendentemente cálido en Yakutsk, con temperaturas que superan los 30 °C (86 °F) en julio. Esta notable variación de temperatura contribuye al estilo de vida único de Yakutsk, convirtiéndola en un destino fascinante para los buscadores de aventuras y aquellos que deseen experimentar la vida en uno de los entornos más extremos del planeta. Además, la proximidad de Yakutsk a otras maravillas naturales y fenómenos climáticos fríos, como las auroras boreales, ofrece un atractivo adicional para turistas de todo el mundo.