La capital de Palestina es un tema de importante contexto histórico y político, y muchos consideran que Jerusalén Este es su capital. Esta afirmación está impregnada de historia, cultura y un complejo panorama geopolítico que ha evolucionado durante décadas.
Históricamente, Jerusalén tiene un profundo significado para tres grandes religiones mundiales: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Para los judíos, es la sede del antiguo Templo y sigue siendo el centro espiritual del judaísmo. Para los cristianos, es donde tuvieron lugar los acontecimientos clave de la vida de Jesús. Los musulmanes la veneran por ser el emplazamiento de la mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam. Debido a este arraigado significado, el control de Jerusalén ha sido un punto central en el conflicto palestino-israelí.
Tras la guerra árabe-israelí de 1948, Jerusalén se dividió en Jerusalén Oeste, que pasó a formar parte de Israel, y Jerusalén Este, que fue anexionada por Jordania. Sin embargo, durante la Guerra de los Seis Días de 1967, Israel capturó Jerusalén Este y posteriormente se la anexionó, una medida no reconocida por la mayoría de la comunidad internacional. Desde entonces, los palestinos consideran Jerusalén Este la capital de un futuro Estado palestino, mientras que Israel considera toda la ciudad su capital.
Las Naciones Unidas y la mayoría de los países del mundo no reconocen la soberanía israelí sobre Jerusalén Este y lo consideran territorio ocupado. Esta situación complica el estatus y el reconocimiento de Jerusalén Este como capital de Palestina. En 2012, la Asamblea General de la ONU concedió a Palestina la condición de Estado observador no miembro, lo que supuso un mayor reconocimiento internacional de las reivindicaciones territoriales palestinas, aunque las complejidades en torno a Jerusalén siguen siendo polémicas.
En los últimos años, han continuado los debates sobre el futuro de Jerusalén y el proceso de paz palestino-israelí en general, y Jerusalén Este sigue siendo una cuestión fundamental. Han surgido varias propuestas de paz, a menudo sugiriendo una división de la ciudad o un control compartido entre israelíes y palestinos, pero ninguna ha producido todavía un acuerdo global y duradero.
En conclusión, aunque Jerusalén Este es declarada capital de Palestina por los dirigentes palestinos y muchos grupos de defensa, la realidad es compleja y está plagada de desafíos políticos. La ciudad representa aspiraciones emocionales, culturales y religiosas tanto para palestinos como para israelíes, lo que la convierte en una cuestión central en la búsqueda de la paz en la región. Comprender este contexto es esencial para entender por qué Jerusalén Este se considera el corazón de cualquier futuro Estado palestino, a pesar de su controvertido estatus en la escena mundial.